Justo a tiempo

Era una noche fría y oscura, y estos jóvenes caminaban de forma apresurada por las calles, envueltos en sus abrigos. Al llegar a la casa de David, se sorprendieron al ver que todo estaba en silencio y a oscuras.

Una vez dentro del jardín, se dirigieron a la puerta y se dieron cuenta de que algo no andaba bien, esta se encontraba abierta. Entraron en silencio y se encontraron en una sala de estar vacía. Avanzaron por el pasillo hasta llegar a una puerta entreabierta. La empujaron y vieron una escena que los dejó helados: David estaba atado de pies y manos en una silla, con una cinta en la boca.

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